lunes, diciembre 06, 2004

menos que cero


no sabrás lo que es morderse los labios
hasta que las gotas en el cuello, tibias
no saldrás del invernadero de cristal
hasta que tu respiración lo haya empañado todo
no te llenarás de barro y estiércol las uñas
hasta tu primer muerto
no desaparecerás
aunque insistas
no soñarás la pesadilla del maquinista aquél
que cada noche se despierta con la imagen de la humeante trompa de la locomotora
y allí delante,

a doscientos metros
a cien metros
a cincuenta metros
un carrito de bebé en las vías
no,

no sabrás lo que es morderse los labios
ni serás uno más en el comedero de desahuciados sin otra esperanza que la de enviar un puñado de dinero a su país y recibir fotos y hablar por teléfono y reírse de cualquier cosa que los sorprenda abriendo bocas de pocos y podridos dientes, porque ser extranjero no cuenta: vale menos que cero
vale menos que cero
no,
no
nunca pasarás la noche en posición fetal en un rincón húmedo de ese galpón abandonado que solíamos cruzar en la ruta y que tanto te asustaba
no dirás perdón
ni tocarás el tiempo, ni reptarás el tiempo, ni te ahogarás de tiempo hasta el vómito jamás
así que por favor
de una vez por todas
deja de respirar bajo el agua
que ese es un asunto de branquias
y yo tengo tanto frío que llevo horas sin sentir los pies